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El Viernes Santo es una de las conmemoraciones más representativas y profundas del cristianismo. Es el sexto día de la Semana Santa y en él se recuerda la crucifixión y muerte de Jesús de Nazaret.
El Viernes Santo es, fundamentalmente, un día de duelo durante el cual se recuerda la crucifixión de Jesucristo en el Calvario, quien se sacrifica para salvar del pecado a la humanidad y darle la vida eterna. De allí que la cruz se haya tomado como el símbolo de la gloria para la adoración de los cristianos.
A este respecto, escribe, en la Biblia, Pedro: “Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en el espíritu” (1 Pedro, 3: 18).
En este día recordamos cuando Jesús muere en la cruz para salvarnos del pecado y darnos la vida eterna. El sacerdote lee la pasión de Cristo en la liturgia de la Adoración a la cruz. Ese día se puede celebra la Santa Eucaristía con elementos previamente consagrados.
El color morado en la liturgia de la Iglesia significa luto.
Podemos recordar leyendo el Evangelio de San Juan, capítulo 18, versículos 1-19, 42.
Las Lecciones:
Antiguo Testamento: Isaías 52:13-53:12
Salmo: 22
Epístola: Hebreos 10:16-25 o 4:14-16; 5:7-9
El Evangelio: La Pasión de Nuestro Señor Jesucristo: San Juan 18:1–19:42
La Colecta
Mira con bondad, te suplicamos, Dios omnipotente, a esta tu familia, por la cual nuestro Señor Jesucristo aceptó ser traicionado y entregado a hombres crueles, y sufrir muerte en la cruz; quien vive ahora y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
Iglesia Episcopal San Isidro Santa Cruz Arriba
Editor: Ariel Varela
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